Y el compromiso, dando. Puedes entregar tu tiempo, tu dinero, tus ganas, pero siempre se trata de dar algo a cambio sólo de la satisfacción de que esa causa salga adelante. Sin esperar beneficios económicos. Por eso, desde mi punto de vista, el gran escollo que encuentra el compromiso es el egoísmo humano. Vivimos centrados en nosotros mismos y en nuestra desenfrenada búsqueda de la felicidad según el sistema que nos venden por la tele (compra, consume, gasta y serás feliz), cuando la solución es mucho más simple. Ayuda y serás ayudado. Cuida del mundo y el mundo te cuidará. Eso es lo que creo que todos deberíamos comprometernos con una causa justa que haga del mundo un sitio mejor. Yo elegí, entre otras, el animalismo, pero hay muchas más. Estoy convencido de que lo que das al mundo, el mundo te lo devuelve. Lo veo a diario en mi vida.
Hace poco tuve la fortuna de ganar el 9º concurso literario El coloquio de los perros con un relato titulado Córdoba, 1514. El relato está disponible para descargar de forma gratuita en mi página (www.enriquecortes.com, sección Otros escritos). El premio, una alegría para mí, incluía la entrega de 400 euros y un trofeo durante un acto en Montilla, sede de la asociación convocante del certamen. Decidí buscar una asociación de defensa animal en Montilla para donarle los 400 euros. Así entré en contacto con las maravillosas integrantes de Dejan huella y me pareció además buena idea cederles parte de mi intervención en la recogida del premio para que pudieran explicar su situación y necesidades.
He escrito este post por si a alguien le sirve de ayuda, porque puedo aseguraros que la satisfacción personal de ayudar así a alguien necesitado no me la habría podido dar ningún objeto que hubiese comprado con esos 400 euros. El camino de la felicidad no está en la tele, sino en los demás. Sólo hace falta vencer nuestro egoísmo.
He escrito este post por si a alguien le sirve de ayuda, porque puedo aseguraros que la satisfacción personal de ayudar así a alguien necesitado no me la habría podido dar ningún objeto que hubiese comprado con esos 400 euros. El camino de la felicidad no está en la tele, sino en los demás. Sólo hace falta vencer nuestro egoísmo.
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